domingo, 28 de octubre de 2012

Algunas ideas entresacadas para ti catequista


        Que bonito y profundo mensaje final del Sínodo de la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe, estas palabras son lúcidas y junto a la homilía que acaba de tener el Papa Benedicto XVI, en Roma, clausurando el Sínodo, son un auténtico broche de oro.

            Bartimeo perdió la vista, pero no le impide querer ver. Esta es la llamada que tenemos todos los evangelizadores, querer devolver la vista como el Señor lo hizo. Estemos atentos a tantos y tantas que viven a nuestro alrededor y que también están al borde del camino porque no ven. Mirar no es lo mismo que ver.

           El mensaje final del Sínodo nos habla de sed de Dios, y el Papa nos habló de auténtica desertificación en la inauguración del Año de la Fe. Se nos pide que seamos auténticos testigos. Nuestra fe parte de una relación con el Señor, del encuentro con la belleza que es el mismo Señor. La Iglesia es esa mediación que me ha de ayudar al encuentro con el Señor. Por ello se precisan comunidades acogedoras, centradas en la celebración dominical que nos ayude a prolongarla en el tiempo y en el espacio, dando testimonio en la vida, testimonio de una santidad de vida. Para ello tenemos mediaciones muy importantes que nos han de ayudar en el camino de la fe (como sugiere todo el Evangelio de Marcos): la lectura de la Sagrada Escritura y la Tradición. Además de estar atentos a nuevas formas de estar con Él. No olvidemos que la Nueva Evangelización no es ajena a nosotros mismos, por ello todos somos llamados a la conversión. Ahora, no olvidemos que "donde abundó el pecado sobreabundó la gracia" (Rm 5, 20), aun siendo débiles contamos con la inspiración del Espíritu Santo. El servicio a la caridad es connatural a la fe (cf. Gal 5, 6) y el valor de la familia en la transmisión de la fe son fundamentales en nuestra identidad cristiana y en la identidad con Cristo y en la comunión con Él (cf. CT 5; DGC 80). Todos somos protagonistas: la obra de la evangelización es de todos: parroquia, los agentes de pastoral, etc.,... que importante profundizar nuestra espiritualidad y dar mucha importancia a la formación. Los jóvenes son muy importantes en la obra de la evangelización, especialmente en sus ambientes; aquí radica la llamada a no caer en el pesimismo, sino en la esperanza. "La Nueva Evangelización tiene su centro en Cristo y en la atención a la persona humana, para hacer posible el encuentro con Él". Que bellas palabras para iluminar el diálogo con las culturas, "semillas del Verbo", el diálogo de la Fe y la Razón, los MCS, el arte y la espiritualidad, la preocupación por la situación actual, especialmente por el paro, etc,... Finalmente, es en el rostro del pobre donde resplandece el rostro de Dios, de ahí que tengamos que ejercitarnos en el don y experiencia de la contemplación así como en mirar, ver, el rostro del pobre. María, será la estrella que pudiera iluminarnos en este desierto, desierto que aunque pueda ser seco, es lugar de intimidad, de encuentro.

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