jueves, 18 de julio de 2013

Convivencia de catequistas de Palencia en Lebanza - DIÓCESIS DE PALENCIA


 
Lo llevábamos esperando un tiempo, y a medida que se acercaba la fecha nuestra ilusión y deseos de encontrarnos y convivir aumentaba. Así la tarde del viernes, día 12 de julio,  nos reunimos un grupo de catequistas a la puerta del obispado con dirección a Lebanza.
            Lo primero que hicimos fue colocar nuestras cosas en la habitación. A continuación compartimos la cena y después de una pequeña sobremesa y algunas canciones, fuimos a la capilla donde juntos tuvimos una oración. 


            Y en medio de la naturaleza, donde Dios derramó su hermosura, descansamos, disfrutando de la paz y del silencio de la noche. Las estrellas en este lugar tienen un brillo especial y a cada paso salía de nuestros labios: “Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra” (Salmo 8)
            El sábado amaneció un día espléndido. ¡Qué maravilla al abrir los ojos y encontrarnos con un sol radiante!
            Después de desayunar  tan ricamente nos reunimos para rezar Laúdes. ¿Qué tendrá la naturaleza que te hace sentir a Dios más cerca?
            A continuación comenzamos una marcha por la montaña, comparando nuestra vida con un camino, cuyo origen es el amor entrañable de Dio .nuestra existencia es fruto de su Amor. A medida que ascendíamos, algún obstáculo se interponía en nuestra marcha, reflejo de las dificultades con las que nos encontramos, pero Él siempre está ahí junto a nosotros. Para los que conocéis Lebanza, nuestra marcha terminó en el Cruz de madera que hay en un pequeño montículo. La cruz,  compañera inseparable de nuestro camino, pero una cruz que termina en resurrección. Con un abrazo y con un beso le dijimos a Jesús que, una vez más, le seguimos y somos felices junto a Él.
            Después  de una riquísima comida preparada con muchísimo cariño, tuvimos  descanso para dar paso a un rato de reflexión personal sobre un trabajo que se nos  entregó a cada uno y a continuación compartimos experiencias sobre la vivencia de nuestra fe. ¡Gracias, Señor, por el gran don de la fe! Gracias por dar sentido a nuestra vida. La celebración de la Eucaristía reposada fue el broche que cerró la jornada.
            El domingo también amaneció espléndido. Es este un lugar donde se palpa a Dios y sus obras dejan ver su presencia.
            Después del desayuno rezamos Laúdes en la capilla y la preparación de la Eucaristía por grupos, junto con algún paseo por el monte, llenó la mañana.
            Al final de la mañana tuvimos la celebración de la Eucaristía muy participada por todos.
            Durante estos día se ha  creado un ambiente de alegría, amor y unidad entre todo el grupo.
            Nos ha dado pena por las personan que estando decididas no han podido ir y sobre todo por la indiferencia de otros muchos  que no han tenido interés. Os esperamos para el próximo verano.
            Antes de despedirnos no faltó una gran partida de bolos.

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