jueves, 7 de enero de 2016

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Durante este domingo, como Iglesia celebramos la fiesta del Bautismo del Señor y con ella terminamos la Navidad. Pasando este día, comenzaremos el tiempo ordinario, que abarca prácticamente el resto del año litúrgico, este tiempo será interrumpido por la Cuaresma y la Pascua.
                El Bautismo del Señor es una fiesta que continúa el misterio de la Manifestación o Epifanía del Señor, desde su infancia (con la adoración de los Magos) hasta los comienzos de su vida pública, en que se manifiesta también el Señor, cuando es bautizado por Juan en el Jordán.
                Jesús, en el momento de su Bautismo, recibe la confirmación definitiva de su vocación como Mesías, que en su momento debe manifestarse públicamente. Nosotros cuando somos bautizados recibimos el Espíritu que nos envía. Así mismo a partir de su Bautismo, Jesús comienza su andadura misionera, ya no es un niño, ahora es cuando se convierte en misionero y predicador de la Buena Nueva, llevando a su plenitud el encargo de Dios Padre. Será a través de sus palabras y sus hechos, siendo profundamente coherente y fiel a la misión recibida, como realizará su misión.

                En este sentido, la vocación cristiana, brota de la vocación bautismal común y está al servicio de la misión evangelizadora, es decir, que se cumpla el designio de Dios para toda la humanidad. Precisamente este aspecto será muy relevante en la vocación específica del catequista, pues él o ella tienen como misión iniciar en la fe a los nuevos creyentes para hacerse cristianos. 

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